Imagina que tu taza de café esta mañana viajó más de 1,200 metros sobre el nivel del mar, cruzó neblinas matinales y fue acariciada por el sol suave de la montaña… mucho antes de llegar a tus manos. Lo que estás tomando no es sólo café: es el resultado de siglos de historia, un microclima irrepetible y el trabajo silencioso de familias que viven entre cafetales.

El secreto está en la altura

 

No todos los cafés nacen iguales. Los granos que crecen en zonas de gran altura, como las montañas de Veracruz, desarrollan una acidez brillante, aroma intenso y notas complejas que jamás encontrarás en cafés cultivados en zonas bajas.
En el mundo del café, este es un secreto que los catadores profesionales conocen bien: la altura es el ADN del sabor.

¿Sabías que…? 

 

  • El café de altura madura más lento, lo que permite que los azúcares naturales se concentren y creen un sabor más dulce y balanceado.

  • Veracruz es uno de los pocos lugares en el mundo donde se combina altitud, humedad, sombra natural y suelos volcánicos en un solo cafetal.

  • En cada grano caben más de 800 compuestos aromáticos. Por eso un buen café puede recordarte a chocolate, nuez, frutos rojos… o incluso flores.

Aunque la tecnología ha transformado casi todo, hay algo que ninguna máquina ha podido igualar: el ojo y la mano del caficultor.
En CAFÉ FINCAS DEL PRADO, cada grano es seleccionado con un cuidado obsesivo. No se trata de velocidad, sino de respeto por el tiempo natural del café.

No buscamos ser un café de moda, sino un café de culto.
Nuestros granos llegan directo a quienes saben apreciar una taza que cuenta una historia.

La próxima vez que tomes café, pregúntate:

  • ¿De dónde viene?

  • ¿Quién lo cultivó?

  • ¿A qué altura nació?

 

Si quieres conocer la historia completa detrás de cada sorbo, te invitamos a descubrir nuestro café y dejar que su aroma te cuente lo que las palabras no alcanzan.